“Voy a ser feliz cuando tenga un hijo”, “después de casarme”, “cuando me separe”, “al recibirme”, “cuando me mude”, decimos… La felicidad pareciera ser algo externo a nosotros que se da cuando todas las coordenadas de nuestros deseos coinciden. Y si eso no sucede, nos sentimos infelices. Valeria Schwalb plantea exactamente lo contrario. Sostiene que puede irnos bien o mal; podemos estar con más o menos energías; lograr o no nuestras metas. Y nada de eso está relacionado con nuestra felicidad. La diferencia entre la felicidad posible y la imposible radica en sabernos resilientes, o no. “Más allá de todo lo que pueda pasarnos, cuando la resiliencia nos conduce por el camino del aprendizaje, podemos ser felices realmente. Así como la resiliencia es una capacidad potencial, también lo es la felicidad asociada a ella.” El verdadero trabajo radica en buscar adentro lo que creemos que se encuentra afuera, y permitirnos superar nuestros conflictos más profundos y crecer.